Años 90

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Los años noventa representan para Coello un periodo de madurez en la que la figura humana, especialmente la femenina, se presenta con un equilibrio entre lo onírico y lo real. El artista intensifica el uso de colores planos y composiciones limpias, donde las texturas se suavizan y el simbolismo se vuelve más sutil. Sus personajes muestran una profunda introspección, y la obra se nutre de una atmósfera de misterio y elegancia que invita al espectador a una lectura contemplativa.

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“Y con qué vestidos. Esa es una de las condiciones que el pintor insiste en tocar sobre la feminidad: la necesidad de atraer las miradas, sea por deseo, envidia, placer o por el mero gusto de posar la vista en la faceta más bella de nuestra especie, cual es, precisamente, el cuerpo de la mujer. Pero esta noche, permitidme invitaros a ver que esto no es más que un pretexto del artista para exaltar la mirada y la imaginación, con el fin de llamarnos a recorrer formas, adivinar secretos y, sobre todo, buscar en el color de las composiciones la clave de aquello que quizás nunca se podrá saber sobre el tema recurrente de esta colección.”

Oswaldo Páez Barrera